Hacer fotos caseras de objetos o productos bien iluminados no tiene por qué ser complicado. Cierto, se ve mejor con un equipo profesional, pero con una simple cámara y los cuatro trucos que te explicamos a continuación conseguiremos resultados perfectos.
Eso sí, a veces tenemos que hacer fotos para vender cosas de segunda mano en casa, o simplemente queremos tener algún recuerdo de algo que nos gusta mucho. No es tan fácil como decirlo y hacerlo. Tenemos que tener en cuenta algunas cosas, pero con estos cuatro consejos básicos obtendremos resultados bastante buenos.
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La luz natural es lo mejor
La mejor iluminación es siempre la luz natural. Siempre ha sido así. Eso sí, si queremos controlar y conseguir algún que otro efecto puntual en cualquier momento del día, vamos a tener que disponer de un flash.
No es un accesorio para todo el mundo, la cámara o el teléfono vienen con él no para iluminar, sino para rellenar las sombras en un día soleado.
Los estudios de los grandes pintores y fotógrafos están todos orientados al norte, ¿por qué? Como resultado, la luz es más suave y estable, sin cambios de color ni sombras debido al movimiento del sol en el cielo. Pero el resto de nosotros solo necesitamos una ventana que deje entrar la luz, aunque no sea todo el día, podemos notros elegir el mejor horario.
Para saber si lo estamos haciendo bien, recomiendo usar una aplicación que permita ver el histograma, como Adobe Lightroom. Si hacemos una foto y el histograma no está cerca de la derecha, tendremos que hacer otra foto y aumentar los parámetros de exposición.
Si queremos mucha luz, subiremos las persianas y quitaremos las cortinas. Si quisiéramos que quedara más envuelto, lo blindaríamos con una cortina blanca o papel cebolla pegajoso. Esta es la mejor solución para obtener buenos resultados.
Rellenar las sombras con ayuda de unas cartulinas
La luz siempre entra por la izquierda o por la derecha, salvo que tengamos la suerte de tener una buhardilla. No podemos ponernos entre la luz y los objetos porque proyectamos sombras. Por este motivo, uno de los lados siempre será más oscuro.
Para solucionar esto, lo mejor es ir a tu tienda local y comprar cartulina blanca, gris, negra (DINA2) (en realidad, una blanca es suficiente, pero como puedes ver, otras nos pueden servir). O mejor si lleva poliespan. Más fuerte y más fácil de colocar.
Cuando se colocan cerca de los objetos, reflejan la luz de las ventanas y rellenan las sombras como si fuera un reflector profesional. Es más simple y ciertamente más barato.
Lo bueno de estas tarjetas es que también podemos usarlas como fondo, ya que este fondo neutro nos ayudará a enmarcar la imagen y lograr que el objeto llame completamente la atención. De esta manera, no tienes que luchar contra nada para llamar la atención… Si eres creativo, puedes combinar colores en el fondo. Y en este caso también tendremos que contar con la información del histograma.
Vigilar el equilibrio de blancos
La luz siempre tiene color. Cuando vemos una hoja de papel blanca dentro de la casa, vemos el azul dominante. Cuando nos sentamos y leemos en nuestros sillones favoritos, es casi seguro que vemos páginas naranjas… pero nuestro cerebro trata de «corregir» el matiz azulado de las sombras y los colores cálidos de las bombillas incandescentes.
El problema es que la cámara no puede buscar a los que son dominantes (en algunos casos), y cuando vemos la imagen en la pantalla, detectamos al invitado no invitado. Arruina todas las fotos del interior. Por ello, debemos recurrir al balance de blancos o a un balance de blancos mal traducido.
Lo mejor que puedes hacer es tener un mapa de colores, pero no nos volvamos locos en este punto. La forma más rápida y eficiente es ir a la configuración de la cámara y elegir el balance de blancos correcto para cada situación. El ajuste automático de la luz artificial a menudo falla, es mejor configurarlo manualmente.
Utilizar siempre un trípode con el autodisparador
Si todo sale mal, siempre tendremos un editor o aplicación móvil para solucionarlo. Simplemente haga clic en el área blanca con la herramienta adecuada y adiós al borde.
No todo el mundo tiene un trípode en casa. Pero si nuestra cámara o teléfono no es pesado, podemos utilizar cualquier trípode del mercado. O cualquier soporte que mantenga firme la cámara. ¿Por qué lo recomendamos? Hay dos razones:
- Permite un encuadre fijo y solo sale el fondo que necesitamos.
- Aunque tengamos poca luz, la imagen siempre será nítida.
El punto más importante a la hora de utilizar un trípode es este: nunca tenemos que tocar la cámara en el momento de disparar, por lo que tenemos que activar el selfie para que la máquina no se mueva. Esto puede parecer una obviedad, pero te aseguro que tus fotos serán perfectas. Si juntas los tres consejos, todo será más fotogénico.
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